OTORONGO HUANUQUEÑO

19/03/2012
HUÁNUCO | ¡Qué suerte la de Huánuco cuando de elegir congresistas se trata!
Ya vaya joyitas que hemos tenido. Todos ellos bien sentados en su respectiva curul, con un sueldazo que ya envidiaría cualquier ciudadano que tontamente votó por estos padres de la patria. Cuando pienso en ellos no puedo dejar de hacer memoria y, masoquistamente, recordar a verdaderos impresentables que malfamaron a nuestro pueblo: Moisés Trelles Gómez, Pablo Tello, Ernesto Aranda, Karina Beteta, etc. y no avanzamos pues la lista se extendería largamente.

Si alguien pensó que el pésimo desempeño, la inutilidad legislativa, su desprecio a la transparencia, a la verdad y hasta los escándalos caseros eran cosa del pasado, se equivocaron de canto a canto.

Ahora, como una perversa lección más de nuestros desatinos al momento de elegir congresistas, nuevamente nos sale uno. Uno con tanta desfachatez que el solo hecho de representar a Huánuco (que acaba de celebrar los 200 años de una gesta li-bertaria) ya genera una vergüenza ajena.

Se trata nada menos de don Alejandro Yovera Flores quien hasta el día de hoy no había hecho nada relevante, nada memorable por el pueblo que lo eligió. Su mutismo, su propensión a pasar desapercibido, su extraño comportamiento de autoningunearse ya parecía sospechoso. Ahora sabemos la razón. Don Alejandro tenía un rabo de paja tan grande que lo envolvía el cuerpo entero.

Alejandro Yovera apareció en la mediocre escena política huanuqueña durante las elecciones al gobierno regional, candidateando por la agrupación Hechos y no Palabras, dirigida por la extinta Violeta Garay. La irreparable, injusta y repentina muerte de esta honorable dama hizo que nuestro personaje asumiera el “liderazgo” y peleara, incluso, en segunda vuelta en reñidísima competencia con el actual presidente regional.

Por aquel entonces, don Alejandro Yovera parecía bienintencionado, con aires de decencia, no contaminado por la ruindad política que día a día asquea a muchos de nosotros. Pero ya vemos que otra vez, acaso, solo se trató de un espejismo, de una ilusión, de otra oportunidad perdida. Yo lo defendí en un artículo de los ataques xenófobos del que fue víctima en los momentos más calientes de aquella campaña regional, pues consideré (y sigo considerando) que la xenofobia es una muestra de la estupidez humana y hay que combatirlo con todos los medios disponibles. Eso es una cosa; pero otra, muy diferente, es el escandalete en el que se encuentra inmerso, sencillamente porque prefirió mentir antes que decir la verdad, pensando tal vez que la mentira se cubre con impunidad e inmunidad.
Después de su experiencia regional cualquiera hubiese pensado que Yovera entraría en ivernación política y se dedicaría a sus labores de exitoso empresario. Cuál sería la sorpresa cuando de pronto apareció como flamante candidato al congreso nada menos que representado al fujimorismo. Ahí debió desconfiarse de él, pero ya vemos que el pueblo (que por lo general hasta ahora no ha acertado mucho) no lo creyó necesario.

Una vez más comprobamos que la Verdad (con mayúsculas) para muchos de nuestros políticos es una rara avis, es como la luz de un cometa que llega después de siglos de oscuridad y que pasa raudamente llenándonos de ilusión, de esperanza, de ansias e ideales; para convertirse luego en una utopía, en una quimera, en un amargo trago preparado, obviamente, por nosotros mismos.

Resulta que, hablando en huanuqueño, nuestro congresista de marras había resultado ser un gran badulaque; o en español castizo, un gran embustero. Todo, salvo su existencia, había sido una ficción.

Declaró que era ingeniero agrónomo y no era cierto. Solo se trataba de una treta, de una argucia para fungir como profesional, sin necesidad alguna pues para ser congresista se necesita básicamente tener más de 25 años de edad. No importa si se es analfabeto, obrero, campesino, profesional, chofer, narcotraficante y hasta proxeneta (como parece ser un congresista cerropasqueño).

En el colmo de los colmos, también declaró haber estudiado una importante maestría en una universidad sin duda importante. Dicha institución académica lo ha desmentido y nuestro congresista ha quedado en ridículo, como un embaucador cual-quiera. La prensa nacional ha rebotado esta noticia señalando, en todos los casos, que se trata de un representante de Huánuco. Y todos nosotros, aun no habiendo votado por él, sentimos harta vergüenza, porque la sinceridad, no era necesariamente una de sus fortalezas.

Aún hay más, sin embargo. Declara que tiene tres hijos, cuando en realidad debió decir que tenía cuatro. Esto sobrepasa cualquier límite de decencia. Negar un hijo (por intereses aparentemente económicos) ya es cosa de rufianes o de desmemoriados. Lo peor es que se quiere justificar con sofismas, con barbarismos semánticos que se caen por mendaces: es que no lo ha reconocido pero sí pasa una mensua-lidad. ¿Qué?

A ello se suma otro despropósito. Para pagar menos la pensión familiar a su exesposa, en un típica leguleyada de abogados tinterillos, finge una demanda por pensión alimenticia con la dama con la que actualmente convive. Todo un embrollo legal solo para evitar que sus honorarios se vean reducidos por la manutención a sus hijos.

En el colmo de lo risible y anecdótico también habría mentido hasta en su talla. Yovera habría consignado 1,80cm. de estatura, cuando en realidad mide menos. ¿Complejos?, ¿descuidos?, ¿viveza?, ¿deseos de querer aparentar lo que no se es? O simple desprecio por los electores que confiaron en él. Ya quisiéramos saber qué siente su alma insondable ante tanto desparpajo.

Para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado, reza el adagio popular. Lamentablemente nuestro congresista no tuvo en cuenta jamás la sabiduría del refrán. Por lo demás, ¿qué necesidad tenía de mentir? Porque, perdonen, no creo que se trate de una simple equivocación, un olvido involuntario. No me trago ese hueso. Detrás de todo debe estar seguramente una idiosincrasia, una forma de vida, una manera de actuar en el día a día. La-mentable para Huánuco, pues su nombre se ha visto manchado otra vez porque uno de sus representantes creyó que la mentira, esa señora tramposa, tendría patas largas.

Andrés Jara Maylle 
 FUENTE: DIARIO AHORA

2 comentarios:

  1. BIEN DICHO ANDRÉS JARA, QUE LOS HUANUQUEÑOS APRENDAMOS DE ESTA TRISTE LECCIÓN, TENGAMOS LOS OJOS MÁS ABIERTOS PARA NO EQUIVOCARNOS EN LA SIGUIENTE ELECCIÓN...USEMOS LA RAZÓN ANTES QUE EL DAÑINO FANATISMO...

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  2. Pero todos sabemos que esos puestos no se merecen se compran , cuando abra pagado al fujimorismo por entrar como candidato a congesista, pero nosotros tenemos la culpa , si sabemos que una persona un dia esta aca, despues se va a otro , es entendible que se trata de una persona que no tiene etica poltica un traidor a los principios, un infiel alos interes de la region.
    pero no extraña en huanuco porque los ultimos representantes que a ha tenido han sido una verguenza simepre nos hacian quedar mal en sus intervencioens enel congreso o hablaban cada estupidez , la culpa la tenemos lso huanuqueños por no saber elegir gente proba y capaz culpa que tambien comparten los movimientos partidos que solo aceptan candidaturas pagadas, todos son lso mismo luzmila, picon, la finada garay todos se mueven al ritmo del mejor postor

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