HISTORIA DEL PERIODISMO EN HUAMALÍES

“Los dioses me enviaron a este pueblo, como al tábano sobre el lomo de un noble caballo, para picarlo y mantenerlo así siempre despierto”. SÓCRATES
ETAPAS AURORALES.- PERIODISMO PRIMITIVO
Y así vemos a través de esta relación ligeramente esbozada la destacada ubicación de Llata y la provincia de Huamalíes en la evolución social no sólo del Departamento de Huánuco sino de toda la sierra central del Perú, por la inquietud permanente de sus hijos, por sus ansias de superación, por su permanente anhelo insatisfecho de querer algo más para su pueblo olvidado, en fin por esa fiebre cívica de colaborar en forma eficaz a su engrandecimiento hacen de Huamalíes una provincia líder en las relativas conquistas sociales que consigue, siendo arma principal para tales galardones, el desarrollo evolucionado del periodismo, que al comienzo como en todo pueblo
primitivo, fue oral y simbólico. En las oscuras épocas de barbarie posiblemente sus periodistas fueron aquellos que comentaban rumores de acontecimientos entre tribus vecinas, hechos sobrenaturales que tenían por actores principales a los “jircas”, “jirca rucus”, “achcays”, “huaracuya”, etc. o sean espíritus y deidades sobrenaturales del saber, del bien o del mal. Todos vivían bajo el signo de un temor permanente a las fuerzas sobrenaturales que desencadenaban según ellos, las tempestades, las lluvias torrenciales, las granizadas, los rayos, truenos, relámpagos, etc. dándoles explicaciones primitivas y legendarias a cada una de tales manifestaciones, los que se trasmitían en forma oral unos a otros; explicaciones sencillas llenas de simbolismo que hasta nuestros días los aborígenes siguen comunicándose de padres e hijos, ya sea en reuniones familiares nocturnas o en reuniones sociales promovidas a raíz de entierros, matrimonios, bautizos, cosecha, siembras, etc. etc. en las que se agencian momentos para departir y comentar acontecimientos de toda índole, algunos datos que hemos consignado en el presente trabajo tienen ese origen. En el incario así como en la época de los Yarowilcas, queda descontado que las noticias del Cuzco y de Quito se sabían casi de inmediato porque los chasquis del Inca pasaban muy cerca de aquellas tribus huamalianas.
INFLUENCIA ESPAÑOLA.-
Este género evoluciona con la llegada de los conquistadores, porque aparte del totemismo congénito mezclan en su adoración a los santos, a Jesús, a la Virgen María, etc. haciendo interpretaciones de puro sabor aborigen; allí proliferan los rumores y comentarios de las acciones guerreras de los invasores, hazañas amorosas, los españoles que de por sí son exagerado al transculturarse con los aborígenes dejan como herencia también su tendencia a abultar desmedidamente cualquier acontecimiento, Surgen los cuentos de “ánimas”, “almas condenadas”, “aparecidos”, “pishtacos”, “encantadoras”, “satanas”, etc. etc. que apasionan las mentes infantiles de los escolares y de los aborígenes también de mente en edad escolar aún, que con toda prioridad son atisbos
de periodismo y transmisión de pensamiento a la opinión pública de esos pueblos.
En esta evolución periodística tenemos como figura señera al famoso cronista indígena don Felipe Guaman Poma de Ayala, considerado como el “Primer periodista de América”, quien se jacta de ser descendiente de los emperadores Yarowilcas, y según Bertrand Flornoy, es posible que el lugar de su nacimiento haya sido el poblado indígena de Garu, o tal vez Tantamayo o Huánuco el Viejo, ya que según el mismo lo cuenta es hijo de Martín Guaman Chahua Mallqui, hijo éste a su vez del famoso Capac Apo Guaman Chaua, y su madre es doña Juana Ccori Ocllo, hija de Tupac Yupanqui; estos grandes del incario dejaron hijos en Huánuco-Marca (hoy Huánuco el Viejo) porque allí nacieron y allí vivieron y cualquiera de los tres lugares estuvo dentro de los linderos de Huamalíes, luego es casi evidente que don Felipe nació en tierra huamaliana y ya posteriormente viajó ya sea acompañando a su padre o solo por otros lugares de Perú, sería pues huamaliano ese gran hombre, que han dejado para la posterioridad del relato más completo de aquellos tiempos nebulosos.
En forma de comentarios, run-runes, murmullos a sotto vocce, en fin las esquinas, los parques, las orillas de los ríos, todo centro de reunión ya sea masculino o femenino, sirve en esas lejanas épocas para la transmisión del pensamiento, especialmente en las épocas de la Emancipación, se escuchaban noticias estremecedoras pero llenas de esperanzas cuando comentaban las hazañas de algunos jefes indios que desesperados se sublevaban y castigaban a los opresores. Así se llegaron a saber las célebres hazañas de Juan Santos Atahualpa en Junín, de Illatopa en Huánuco, de Tupac Amaru en el Cuzco, de Juana Moreno y sus bravos compañeros en Llata, de Crespo y Castillo en Huánuco, y así todas las hazañas de mestizos e indígenas en rebeldía contra “los godos” se trasmiten a fantásticas velocidad creando ambiente propicio para el descontento y la rebelión que culminaría con la independencia cuyos jefes encontraron un terreno cultivado para el triunfo de sus ideales y patriotas que engrosaron sus huestes para seguir combatiendo hasta desalojar definitivamente a esos advenedizos explotadores inhumanos.
Todas aquellas hazañas así como las célebres “proclamas” de los caudillos que después de la Independencia y aún en el curso de ella y antes de ella, insurgieron y que se dieron a conocer en hojas impresas, posiblemente se hacían en esas famosas “imprentas rodantes” que acompañaban a los insurgentes por todos los confines de la Patria en sus campañas libertarias y que eran profusamente repartidos, que aisladas llegaban al campo y a los poblados remotos, pero que sin embargo se pasaban los unos a los otros y los que no sabían leer, se reunían alrededor del “yachag” y escuchaban esas proclamas inflamables de fervor patriótico, los que después comentaban entre ellos, forjándose así los ideales de rebeldía contra el opresor.
Sensiblemente ningún documento objetivo, hemos podido conseguir debido a que Llata sufrió dos invasiones en la última década del siglo XIX y en ella los invasores saquearon todas las riquezas, ropas, joyas y demás pertenencias de sus habitantes e incendiaron todas las casas y edificios públicos, por el profundo encono y rencor que se tenían los contrincantes, pierolistas y caceristas, esas hogueras quemaron valiosos archivos de la Municipalidad, Parroquia, Subprefectura, colecciones particulares, etc. El origen de estos hechos dolorosos, puede ser explicado por la turbulencia de aquella época, enfervorizados los ánimos por las constantes luchas civiles y caudillos ambiciosos, que para desgracia de nuestra Patria, desde los albores de la Independencia insurgieron y sensiblemente siguen aún hasta nuestros días, pese a ello la democracia avanza lentamente “sin prisa, pero sin pausa” y tenemos la esperanza de que día llegará en que todo ello quedará solo como un recuerdo doloroso y que sirva de escarmiento para no volver por esos pasos.
A manera de contribución, para los estudiosos llatinos, diremos aquí algo de los datos que hemos conseguido acerca de la infausta invasión dosdemayina de 1895, que tuvo por origen la profunda división que se creó entre caceristas y periodistas o duranistas. En efecto a raíz de la repentina muerte del Presidente Crnl. Remigio Morales Bermúdez, en abril de 1894, se hizo cargo del poder el 2° Vice-Presidente Crnel. Borgoño, quién convocó a elecciones, resultó elegido el General don Andrés Avelino Cáceres, que ya había gobernado el país de 1886 a 1890, quién asumió nuevamente al poder el 10 de agosto de 1894. Los partidos; Civil, Demócrata y Unión Nacional, que habían protestado por el Gobierno de Borgoño, ya que la presidencia le correspondía al Primer Vice-Presidente Solar, se coaligaron contra Cáceres y tomaron las armas para derrocarlo.
Y es a raíz de este levantamiento, que don Augusto Durand Fernández de Maldonado gran caudillo huanuqueño, Jefe y Fundador del Partido Liberal, apoyando la acción armada de don Nicolás de Piérola, se sublevó y levantó montoneras en Huánuco, contra el régimen de Cáceres, apoderándose de la ciudad y afirmando tener misión del “primer Vice – Presidente de la República” proclamóse Jefe Superior Político y Militar de los Departamentos del Centro. Pero surge la natural reacción de los adversarios y así mientras Durand y los suyos se hallaban desarrollando activa campaña derrotando a los gobiernistas o caceristas en el puente de Huancachupa, organizando su gobierno en Huánuco, etc. los caceristas que tenían gran ascendencia en las masas indígenas de Panao, Dos de Mayo y Huamalíes intentaron invadir Huánuco para saquearla; algunos grupos lograron penetrar, victimando a los chinos y robando sus pequeños negocios. Cientos de indios rodearon la ciudad, atrincherándose en los cerros cercanos y lugares estratégicos, produciéndose casi a diario encuentros parciales, los indios panatahuas fortificados en el pueblo de Santa María del Valle fueron desalojados a sangre y fuego por la Guardia Urbana Huanuqueña, pero a su vez fueron muertos, degollados por tales indios los oficiales hermanos Contreras en Mitopampa, en represalia todos los cabecillas panatahuas fueron fusilados en la Plaza de Armas y gran cantidad de prisioneros echados al río Huallaga, amarrados.
Derrotados los caceristas en Lima por los coaligados se replegaron de Huánuco a las provincias del Dos de Mayo y Huamalíes, donde la lucha se intensificó y se hizo más sangrienta y encarnizada, avivada por las rivalidades surgidas a raíz de la creación de la provincia del Dos de Mayo segregada de Huamalíes. Nicolás Dávila Eguizabal, jefe caceristas de La Unión, ejerció una verdadera dictadura, fusilando a los que traicionaban su causa y fomentando venganzas que se extendieron por los pueblos de esas serranías, es así que se generalizó la lucha de unos contra otros, aniquilándose mutuamente con toda clase de armas, aflorando rencillas menudas de litigios por disputas territoriales, robos de ganados, rivalidades familiares, etc. etc. Desatada la guerra civil, los domayinos bajo el mando del famoso Subprefecto Dávila Eguizabal, hombre sanguinario y cruel, invadieron y saquearon Llata a fines de 1894, y principios de 1895, en represalia los llatinos invadieron y destruyeron La Unión a comienzos de 1895 e incendiaron Pachas. Los chupanos contuvieron en valerosa campaña el avance de los llatinos que arrolladores se desquitaron con creces todas las depredaciones que sufrieron. Al invadir Llata, los pachasinos robaron de la Iglesia las imágenes de sus santos y muy en especial la Sagrada Efigie de la Virgen del Carmen, la Santa Patrona de Llata, que tiene su Capilla especial desde principios del siglo XVIII, conforme se ve de los autorizados estudios del investigador Willelmo Robles, y lo curioso y hasta anecdótico de este sacrílego robo es que los pachasinos dentro de la embriaguez y desenfreno propias de esas invasiones y saqueos, justificaban su acción, manifestando que “se llevaban a la Virgen para esposa de San Lorenzo”, el Santo Patrón de Pachas… Por ambos bandos se cometieron actos de crueldad y barbarie inauditas, hubo muchos muertos, fue una acción inhumana y descabellada en la que perecieron no solamente llatinos notables sino también hombres representativos del Dos de Mayo, tales como don Bernabé Falcón, gobernador de Jesús, don Manuel Suárez Gobernador de Baños, también los gobernadores de La Unión, Pachas un Sr. Mejía, el de Chavín de Pariarca y el de Obas, fueron victimados bárbaramente; destruidos los mejores rebaños y hasta dinamitadas las ruinas históricas, pues para cortar la comunicación entre la Unión y Llata, los montoneros al mando de Dávila Eguizábal, destruyeron con dinamita el famoso puente de piedra incaico sobre el río Vizcarra. Ese, puente, que era parte del gran camino imperial que unía Huánuco el Viejo con Cajamarca, se levantaba en el punto llamado Huachanga. Los invasores domayinos despectivamente fueron apodados “chishas” (gallinas) por los llatinos, posiblemente porque ambas invasiones lo hicieron confabulándose un enorme número de adeptos para atacar a un pueblo muy poco poblado, cuyos hijos pese a su inferioridad numérica desalojaron a los invasores y en venganza tuvieron que soportar peores atropellos y depredaciones por los huamalianos, que para ello según leyendas que se cuentan hasta ahora tuvieron la milagrosa ayuda de la Virgen del Carmen la que montada en blanco y brioso corcel con su Niño Dios guiaba a sus hijos predilectos de Llata contra los atrevidos chishas pachasinos y en el último encuentro “hizo bajar del Cielo nubes de ángeles armados que simulando disciplinados ejércitos hicieron huir despavoridos a los invasores sin intentar siquiera un pequeño encuentro…”
Nuestro comprovinciano don Luis P. Jaimes, Notario que fuera de Llata, también ha escrito algo sobre estas turbulentas y dolorosas épocas, quien dice que en Llata la lucha partidista comenzó entre las familias Gonzáles Sugasti (caceristas) y Dávila (pierolistas). Llata fue invadida dos veces, la primera el 18 de noviembre de 1894, en que murió don Mariano Dávila; y la segunda el 25 de Noviembre del mismo año, en que murieron centenares de atacantes y defensores. La cautiva prisionera Virgen del Carmen de Llata, fue recuperada por los llatinos en marzo de 1895, no sin antes haber dejado totalmente arrasado el pueblo de Pachas, incendiados todas sus casas, sembríos y árboles, en fin sin dejar piedra sobre piedra, cual verdaderas hordas de Atila.
El sanguinario y nefasto Dávila Eguizábal, en agosto de 1895 fue asesinado en Ocsha Cruz, por sus muchos enemigos que contaron con la cooperación de las autoridades, siendo subprefecto del Dos de Mayo don Pío Fausto Vidal. Alarmado el gobierno tomó cartas en el asunto y destacó un fuerte destacamento de 400 hombres al mando del Coronel Novoa, el que ingresó a Llata el 25 de abril de 1895, como tropa pacificadora. Pero aquel militar, digno representante de los voraces revolucionarios de entonces, cometió infinidad de abusos incalificables, hasta el extremo de flagelar y humillar con otros castigos infamantes a los ciudadanos llatinos que se negaban a complacer sus desorbitados apetitos de dinero y joyas. Fue tal su veracidad que impuso “cupos” a todos los comerciantes, ganaderos y gente más o menos acaudalada y se apropió hasta de los fondos del Municipio. Su retorno a Lima, fue una bendición para los agobiados y esquilmados llatinos.
DR- JULIO CESAR LAGUNA CÉSPEDES

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