Ratas en la política

Nos encontramos en una coyuntura –elecciones 2016– donde muchos perso­najes de la política comienzan a dar rien­da suelta a sus intereses personales y a sus ambiciones equivocadas con el único propósito de lograr el poder para seguir acumulando riquezas, mediante la ge­nerosidad de un erario botín. O sea, nos encontramos en una coyuntura donde fácilmente observaremos a los personajes ratas que se deslizan a través de la política, dándose de dentelladas entre ellos(as).

Recordemos que estos roedores siem­pre transitan voraces, y no pierden la oportunidad de comer cualquier cosa que se les aparezca –y si es a través de la po­lítica, mejor–, no importándoles dónde y cómo, ellas simplemente aprovechan to­do. No les importa si llueve, si hace calor, frio, si los niños(as) no van a la escuela, no desayunen o anden desnudos, que haya desempleo, que existan altos índices de tuberculosis, que la gente se muera por falta de medicinas, esas situaciones no les importan. Lo único que a estos roedores de nuestro Perú les importa es darse banque­tes y despilfarrar toda la comida que en­cuentren a su paso.

Son diversas las características que pre­sentan estos roedores, los hay gordos, de ojos achinados, albinos y extranjeros, de apariencia siniestra, los de mirada cruel e indolente, etc. –y claro, por lo general estas ratas no sienten remordimiento de nada–; son tan inteligentes que ponen las reglas a su favor no existiendo para ellos sanciones, sólo existen manjares, resorts, cruceros, yates, casas con piscinas, autos de lujos, apartamentos costosos, viajes a destinos turísticos de prestigio; pero solo para ellos y su generación, única y exclu­sivamente.

Como dice el horóscopo chino, allí don­de hay vida, hay ratas. Estos animalitos se encuentran en los lugares más insospe­chados. En las cocinas, claro, donde se pre­paran los banquetes, en los mercados, en las alcantarillas, en los edificios en cons­trucción, en los barcos, en los trenes de mercancías, donde quiera que haya una aventura humana que pide ser vivida, allí se encuentra una rata que acepta el desa­fío, –descripción que encaja bastante bien con el perfil de las ratas políticas–.

Ante la plaga de ratas que se sirven de la política hoy en día, es ineludible que la ciudadanía los extermine. Y una de las for­mas de exterminarlos(as) es votando en las próximas elecciones 2016 por personas que no vienen con el tufo de la alcantarilla, de la cloaca donde moran los de siempre. Los que se alimentan y enriquecen a costa del erario público, sin beneficio alguno para el pueblo.

«Nos encontramos en una coyuntura donde fácil­mente observaremos a los personajes ratas que se deslizan a través de la política»

FUENTE: PAGINA 3 (02/11/2015)