20/06/2012
HUÁNUCO | “La gente sin amor a su pasado no puede construir su futuro”
El 24 de junio fecha, tan conocida por los peruanos, celebramos diversas festividades a pesar de que varia el nombre, para unos es el Inti Raymi, para otros la Fiesta de San Juan, para otros es el cambio en nuestro calendario, y para otros es el inicio del ciclo agrícola; leyendo los escritos de Rodrigo Montoya Rojas: “De un país de hijos españoles a otros de todas las sangres”, nos grafica muy bien en la persona de José María Arguedas, lo que es este conflicto de ser peruanos y sentirnos muchas veces, desposeídos de todo, y como por lo general, adoptamos poses que distan mucho de nuestros comportamientos o de nuestra cultura, porque han sido impuestos por la cultura subyugante posponiendo la nuestra; es por eso que hoy tenemos que hablar en nuestra agenda publica de inclusión social.
Para Rodrigo Montoya, JMA es un héroe cultural, un escritor de primera línea y uno de los cimientos firmes para pensar el futuro del país. Miles de jóvenes en todas partes lo toman como un ícono y mentor de lo bueno y mejor que tiene nuestro pueblo aunque estoy seguro que muchos de ellos y ellas lo han leído poco o nada. Lo que importa es lo que saben de él por sus frases que circulan como claves para entender el país. En particular una: “Todas las sangres”, que quiere decir, todas las lenguas y culturas, todos los rasgos biológicos existentes en la Costa, los Andes y la Amazonía; todas las naciones que existen escondidas y sometidas a una, la occidental criolla que se siente y define como única. La visión uni-cultural del Perú criollo oficial desde 1821 hasta ahora, expuesta en el ideal del Estado nación de un estado, una nación, un territorio, una lengua, una religión, importado de Europa y Estados Unidos, está en abierta contradicción con la realidad heterogénea y maravillosa del país, de una decena de culturas y por lo menos 50 lenguas, lo que se llama ahora diversidad cultural o Pluri culturalidad.
En “Todas las sangres”, la novela más importante del país, JMA inventa y deja las bases de solución de un gran conflicto entre el capitalismo y el mundo andino, pone en discusión la noción de patria y crea un personaje como Demetrio Rendón Willka, un indio que sabe leer y escribir, que tiene experiencia obrera y sindical, que no cree en Dios, no reniega ni siente vergüenza de su condición de indio, se identifica plenamente con el espíritu colectivo de las comunidades, disfruta con el trabajo-fiesta de la faena y que tiene la prudencia de los grandes sabios andinos, que habla con la fuerza de la naturaleza, que no tiene rabia, pero que quiere cambiar el mundo para que el Perú sea una patria para todos sus hijos y no sólo para los criollos. Quienes criticaron la novela esperaban que JMA reprodujera en la ficción la realidad de entonces y como no conocían a ningún Demetrio Rendón Willka o a ningún capitalista nacional o patriótico, dijeron que la novela tenía graves problemas. Ahora que Bolivia es un país plurinacional y los pueblos indígenas tienen sus derechos colectivos e individuales asegurados, el sueño arguediano cobra una fuerza mayor.
Falta que la cultura se vuelva política, es decir, que no defendamos únicamente el canto, la danza y la Música sino que, además, los pueblos indígenas alto andino y amazónico, tengan directa participación en el poder del país, de modo organizado y autónomo.
Esta es la reflexión que debemos hacer en esta fecha 24 de junio; cuyo nombre se cambio de “Día del Indio” a “Día del campesino”, pero con ponerle otro nombre no cambia la situación, por ejemplo en lo social la pobreza ha aumentado tanto en los países industrializados y en los países en vías de desarrollo; pero, entre los segundos la incidencia y los niveles de pobreza son más altos. Y no es casual que es allí donde hay mayor cantidad de grupos indígenas.
Finalmente, fascinada por la riqueza cultural e histórica de nuestros pueblos, quiero citar la expresión de JMA en el Himno Canción A nuestro Padre creador Túpac Amaru:
“Al inmenso pueblo de los señores hemos llegado y lo estamos removiendo. Con nuestro corazón lo alcanzamos, lo penetramos; con nuestro regocijo no extinguido, con la relampagueante alegría del hombre sufriente que tiene el poder de todos los cielos, con nuestros himnos antiguos y nuevos, lo estamos envolviendo. Hemos de lavar las culpas por siglos sedimentadas en esta cabeza corrompida de los falsos wiraquchas**, con lágrimas, amor, o fuego. ¡Con lo que sea! Somos miles de millares, aquí, ahora. Estamos juntos, nos hemos congregado pueblo por pueblo, nombre por nombre, y estamos apretando a esta inmensa ciudad que nos odiaba, que nos despreciaba como a excremento de caballos. Hemos de convertirla en pueblos de hombres que entonen los himnos de las cuatro regiones de nuestro mundo, en ciudad feliz, donde cada hombre trabaje, en inmenso pueblo que no odie y sea limpio, como la nieve de los dioses montaña donde la pestilencia del mal no llegue jamás- Así es, así mismo ha de ser, padre mío, así mismo ha de ser, en tu nombre, que cae sobre la vida como una cascada de agua eterna que salta y alumbra todo el espíritu y el camino”. (Ediciones Salqantay. 1962. Lima).
Miren ustedes como escritos con tantos años atrás, cobran vigencia, por los problemas, sociales, culturales, económicos y políticos no resueltos en nuestro país ¿no les parece?
Gracias y Buenos días.
(*) Docente Principal de la Fac CCSS UNHEVAL, Vice Presidenta Administrativa de la Universidad José Carlos Mariátegui
(**) Llámese Wiraquchas a los blancos, u hombres de raza blanca; también su Dios Wiracocha
CORRESPONSAL: Dra. Denesy Palacios Jiménez
FUENTE: DIARIO AHORA
El 24 de junio fecha, tan conocida por los peruanos, celebramos diversas festividades a pesar de que varia el nombre, para unos es el Inti Raymi, para otros la Fiesta de San Juan, para otros es el cambio en nuestro calendario, y para otros es el inicio del ciclo agrícola; leyendo los escritos de Rodrigo Montoya Rojas: “De un país de hijos españoles a otros de todas las sangres”, nos grafica muy bien en la persona de José María Arguedas, lo que es este conflicto de ser peruanos y sentirnos muchas veces, desposeídos de todo, y como por lo general, adoptamos poses que distan mucho de nuestros comportamientos o de nuestra cultura, porque han sido impuestos por la cultura subyugante posponiendo la nuestra; es por eso que hoy tenemos que hablar en nuestra agenda publica de inclusión social.
Para Rodrigo Montoya, JMA es un héroe cultural, un escritor de primera línea y uno de los cimientos firmes para pensar el futuro del país. Miles de jóvenes en todas partes lo toman como un ícono y mentor de lo bueno y mejor que tiene nuestro pueblo aunque estoy seguro que muchos de ellos y ellas lo han leído poco o nada. Lo que importa es lo que saben de él por sus frases que circulan como claves para entender el país. En particular una: “Todas las sangres”, que quiere decir, todas las lenguas y culturas, todos los rasgos biológicos existentes en la Costa, los Andes y la Amazonía; todas las naciones que existen escondidas y sometidas a una, la occidental criolla que se siente y define como única. La visión uni-cultural del Perú criollo oficial desde 1821 hasta ahora, expuesta en el ideal del Estado nación de un estado, una nación, un territorio, una lengua, una religión, importado de Europa y Estados Unidos, está en abierta contradicción con la realidad heterogénea y maravillosa del país, de una decena de culturas y por lo menos 50 lenguas, lo que se llama ahora diversidad cultural o Pluri culturalidad.
En “Todas las sangres”, la novela más importante del país, JMA inventa y deja las bases de solución de un gran conflicto entre el capitalismo y el mundo andino, pone en discusión la noción de patria y crea un personaje como Demetrio Rendón Willka, un indio que sabe leer y escribir, que tiene experiencia obrera y sindical, que no cree en Dios, no reniega ni siente vergüenza de su condición de indio, se identifica plenamente con el espíritu colectivo de las comunidades, disfruta con el trabajo-fiesta de la faena y que tiene la prudencia de los grandes sabios andinos, que habla con la fuerza de la naturaleza, que no tiene rabia, pero que quiere cambiar el mundo para que el Perú sea una patria para todos sus hijos y no sólo para los criollos. Quienes criticaron la novela esperaban que JMA reprodujera en la ficción la realidad de entonces y como no conocían a ningún Demetrio Rendón Willka o a ningún capitalista nacional o patriótico, dijeron que la novela tenía graves problemas. Ahora que Bolivia es un país plurinacional y los pueblos indígenas tienen sus derechos colectivos e individuales asegurados, el sueño arguediano cobra una fuerza mayor.
Falta que la cultura se vuelva política, es decir, que no defendamos únicamente el canto, la danza y la Música sino que, además, los pueblos indígenas alto andino y amazónico, tengan directa participación en el poder del país, de modo organizado y autónomo.
Esta es la reflexión que debemos hacer en esta fecha 24 de junio; cuyo nombre se cambio de “Día del Indio” a “Día del campesino”, pero con ponerle otro nombre no cambia la situación, por ejemplo en lo social la pobreza ha aumentado tanto en los países industrializados y en los países en vías de desarrollo; pero, entre los segundos la incidencia y los niveles de pobreza son más altos. Y no es casual que es allí donde hay mayor cantidad de grupos indígenas.
Finalmente, fascinada por la riqueza cultural e histórica de nuestros pueblos, quiero citar la expresión de JMA en el Himno Canción A nuestro Padre creador Túpac Amaru:
“Al inmenso pueblo de los señores hemos llegado y lo estamos removiendo. Con nuestro corazón lo alcanzamos, lo penetramos; con nuestro regocijo no extinguido, con la relampagueante alegría del hombre sufriente que tiene el poder de todos los cielos, con nuestros himnos antiguos y nuevos, lo estamos envolviendo. Hemos de lavar las culpas por siglos sedimentadas en esta cabeza corrompida de los falsos wiraquchas**, con lágrimas, amor, o fuego. ¡Con lo que sea! Somos miles de millares, aquí, ahora. Estamos juntos, nos hemos congregado pueblo por pueblo, nombre por nombre, y estamos apretando a esta inmensa ciudad que nos odiaba, que nos despreciaba como a excremento de caballos. Hemos de convertirla en pueblos de hombres que entonen los himnos de las cuatro regiones de nuestro mundo, en ciudad feliz, donde cada hombre trabaje, en inmenso pueblo que no odie y sea limpio, como la nieve de los dioses montaña donde la pestilencia del mal no llegue jamás- Así es, así mismo ha de ser, padre mío, así mismo ha de ser, en tu nombre, que cae sobre la vida como una cascada de agua eterna que salta y alumbra todo el espíritu y el camino”. (Ediciones Salqantay. 1962. Lima).
Miren ustedes como escritos con tantos años atrás, cobran vigencia, por los problemas, sociales, culturales, económicos y políticos no resueltos en nuestro país ¿no les parece?
Gracias y Buenos días.
(*) Docente Principal de la Fac CCSS UNHEVAL, Vice Presidenta Administrativa de la Universidad José Carlos Mariátegui
(**) Llámese Wiraquchas a los blancos, u hombres de raza blanca; también su Dios Wiracocha
CORRESPONSAL: Dra. Denesy Palacios Jiménez
FUENTE: DIARIO AHORA
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