LA PRIMERA VUELTA ELECTORAL EN CIFRAS

Por: Dante Cruces Roldoz

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UNO: A nivel de generalidades, una aproximación numérica a las cifras oficiales de las elecciones regionales últimas, arroja datos curiosos que ameritan ser tomadas en cuenta. Los números se expresan por sí solos.

 

a) De un universo total de 509,995 electores hábiles a nivel departamental o regional, concurrieron al acto de sufragio del domingo 5 de octubre solo 404,354 de ellos. De la confrontación de ambas datos se deduce el ausentismo de una significativa cifra de 105,641 electores. Aunque en este rubro de ausentismo se incluye no solo a los omisos propiamente dichos, sino también a algunas personas fallecidas cuyos nombres  no han sido depuradas de los 2,184 padrones electorales, el ausentismo de sufragantes es ciertamente significativo, al extremo que supera largamente el 20 % del universo total. 

b) Pero no solo eso, sino que de los 404, 354 votos emitidos en las urnas, en el conteo general, 36, 810 de ellos han sido contabilizados como “votos en blanco” y  35, 976 como “votos viciados”,” “nulos”, “impugnados”. Sumadas estas cifras hacen un subtotal de 72, 786 votos “no válidos”, cifra que restada al total de votos emitidos arroja el total de 331,568 votos válidos. 

c) Pero es más aún: si al universo total de electores (509, 995) se le sustrae el número de votos válidos (331,568), tenemos el dato incuestionable de que el número de “votos perdidos”, es decir omisos, blancos, nulos y sobre todo de actas impugnadas, la cifra es realmente impresionante: 178,427, dato que representa mucho más del 50 % de los votos válidos. 

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DOS: A niveles específicos las cifras son aún más elocuentes. Algunos ejemplos al respecto a modo de especulación y divertimento. 

a) Solo una organización política, el Mide, con 99,339 votos válidos, supera con creces a la sumatoria de los votos en blanco y nulos: 72, 786. Su competidor en la segunda vuelta: la Ari, con 61,138 votos, no alcanza ni siquiera esta cifra. 

b) En la distribución del total de votos válidos entre los trece candidatos, los votos en blanco ocupan el cuarto lugar; y los nulos, el quinto en el tablero general del escrutinio: Mide: 99,339; Ari: 61,138; Somos Perú: 51,386; en blanco: 36,810; nulos: 35,976 y así sucesivamente.

c) Los “votos perdidos”, por su parte, superan largamente a la sumatoria de votos alcanzados por los restantes diez grupos políticos que participaron en la primera vuelta al gobierno regional 2014. Votos perdidos: 178, 427; diez listas restantes: 119, 708. Entre estos últimos el menos votado apenas suma 1,644 votos.

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TRES: En base a las cifras anteriores y partiendo de la premisa que se trata de un fenómeno nacional (ausentismo, votos en blanco, impugnaciones, etc.) con ligerísimas variantes según el caso, es posible sustentar una que otra hipótesis que a simple vista parecieran absurdas pero factibles de ser confirmadas. 

a) Que, por diferentes motivos, no todos los electores peruanos comulgan con aquello del voto obligatorio. Esta soterrada y encubierta discrepancia con la norma electoral se traduce de algún modo en el rubro abstenciones, y parcialmente con el voto en blanco y a través de la expresión popular “voto solo por cumplir”.

b) Que, a causa de la proliferación de candidatos en elecciones múltiples y en simultáneo (región, consejeros, provincial, distrital), el acto del sufragio deviene en una suerte de apuesta hípica o examen de admisión a la universidad, circunstancia en la que el azar juega un papel decisivo. Parte de los votos en blanco así como los viciados y nulos provienen de la duda del elector frente a un largo listado de partidos políticos, fotos, siglas, símbolos y números que es la célula o sábana de sufragio. Frente a la duda y la incertidumbre en la cámara secreta, lo más cuerdo es optar por lo más fácil: viciar o blanquear el voto. Esto ocurre sobre todo en los sectores de bajo índice cultural.

c) Que, frente a la obligatoriedad y una serie de desajustes de las elecciones a todo nivel, además de una sólida formación cívica, moral y democrática en las instituciones educativas, quizá lo más sensato sería limitar el número de candidatos a un máximo de cuatro o cinco partidos o agrupaciones políticas debidamente acreditadas y, de paso, abolir aquello del “voto obligatorio hasta los 70 años” del Artículo 31º de la Constitución Política del Perú. 

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PD. Dejamos para una mejor oportunidad un somero comentario de los sutiles mecanismos de corrupción electoral, consistente en jalar hacia atrás al que está adelante en el escrutinio, y empujar hacia adelante al que está atrás, a fin de propiciar un empate técnico y forzar una segunda vuelta en la que poderoso caballero es don dinero...

FUENTE: DIARIO AHORA